Atención: Este artículo no está escrito por un médico. Recomendamos la visita a un médico especialista para que explique a cada persona todos los detalles necesarios para afrontar los posibles casos de mal de altura.
El mal de altura es la falta de adaptación del organismo a la insuficiencia de oxígeno en altitud. La gravedad del trastorno se vincula con la velocidad de ascenso y la altitud alcanzada. La principal causa de esta dolencia es la hipoxia (falta de oxígeno en el organismo). La presión atmosférica disminuye con la altura, afectando a la disponibilidad del oxígeno. Los síntomas, normalmente, desaparecen al descender a altitudes menores, por eso siempre se indica que es la mejor de las soluciones. Si una persona con mal de altura sigue subiendo a altitudes superiores, casi con toda seguridad, conseguirá agravar su situación de salud.

Causas
Conforme la altitud aumenta, la cantidad de oxígeno disponible para mantener las plenas facultades de las personas disminuye.
La altura de la cual iniciamos nuestro ascenso, la rapidez con la que se asciende de una cota inferior a una superior, la actividad física que se esté realizando, la adaptación individual de cada persona.
La deshidratación debido a una pérdida continua de agua en forma de vapor debido a la altitud y más si cabe si estás realizando un trekking o una escalada con el ejercicio físico que supone.
En la mayoría de los casos, los síntomas son temporales y se reducen con la adaptación/aclimatación a la altura. Pero atención, en casos extremos, el mal de altura puede ser fatal.

Síntomas del mal de altura
La señal de alerta más habitual y que primero se manifiesta suele ser el dolor de cabeza. Otros síntomas son: náuseas, vómitos, fatiga, aletargamiento, trastornos del sueño (somnolencia o insomnio), falta de apetito, nerviosismo, alteraciones en la frecuencia cardíaca, disnea súbita (dificultad para respirar) y disnea súbita nocturna (despertarse bruscamente con sensación de ahogo).
El edema pulmonar de altitud y el edema cerebral de altitud pueden ser letales por lo que se debe exigir máxima prudencia para no llegar a estos casos.
Los síntomas del mal de altura pueden tener diferente intensidad, es necesario evaluar y ver las evoluciones de cada caso continuamente. Para hacer un diagnóstico rápido podemos valorar:
DIAGNÓSTICO SOBRE EL MAL DE ALTURA | ||
SÍNTOMA | PUNTOS | SUMA |
Dolor de cabeza leve. Mareo. | 1 | |
Pérdida de apetito. Náuseas. | 1 | |
Insomnio. Nerviosismo. | 1 | |
Vértigo. | 1 | |
Dolor de cabeza resistente al ibuprofeno. | 2 | |
Vómitos. | 2 | |
Disnea en reposo (falta de aire). | 3 | |
Fatiga anormal. Agotamiento físico. | 3 | |
Oliguria (falta de orina) | 3 | |
Resultados: De 1 a 3 puntos: Mal de altura ligero. Puede ser suficiente con tomarse un ibuprofeno. De 4 a 6 puntos: Mal de altura moderado. Reposo, ibuprofeno y suspender el ascenso. Más de 6 puntos: Mal de altura agudo. Descenso inmediato. |

Prevención, aclimatación y recomendaciones
Antes de realizar un viaje de montaña que implique el ascenso a alturas significativas es recomendable consultar al médico. Éste valorará la opción de realizarle un chequeo médico y le dará las mejores pautas.
Un buen estado de forma o preparación física siempre serán necesarios para la realización de un trekking o una escalada, pero no son garantía para prevenir el mal de altura.
Una de las pautas imprescindibles para prevenir el mal de altura es ascender de forma lenta y progresiva. En altitudes superiores a los 3.000 metros, se debe NO dormir a más de 500 metros de altura respecto a la noche anterior. Cada 1.000 metros de ascenso, lo idóneo sería incluir un día de descanso para mejorar la aclimatación.
El organismo suele responder bien a la altitud si le damos tiempo para aclimatarse. Cada persona requiere un tiempo diferente de adaptación, debemos ser pacientes y observar el comportamiento de nuestro propio cuerpo.
Una de las claves más importantes es mantenerse bien hidratado. Se debe beber al menos de dos a tres litros de agua diarios. Una alimentación variada, con abundantes frutas, legumbres y vegetales puede contribuir a favorecer nuestra aclimatación. Se debe evitar la ingesta de alcohol.
No es recomendable el empleo de fármacos para prevenir el mal de altura, puede camuflar algunos síntomas, agravando, posiblemente, el problema más adelante.
El tratamiento más efectivo para el mal de altura es descender a la persona que está sufriendo los síntomas a una altitud menor. Si tras el descenso y el descanso pertinente, los síntomas persisten, será necesaria la intervención médica. DESCENDER es la medida más importante y debemos hacerlo lo antes posible.

Piensa que es posible que por cumplir tu reto o por tu ilusión quieras seguir subiendo, no te dejes llevar por ese sentimiento, solo complicarás tu salud y la de las personas que te acompañan. Si vas con guía de montaña déjate asesorar.
