El artículo viene de: Toubkal, Ras y Timesguida (I)
La ascensión al Toubkal no nos obliga a madrugar en la jornada siguiente porque regresaremos al mismo refugio y a nuestra misma cama. Aun así comenzamos nada más amanecer superando las primeras fuertes rampas de ascenso en las que aún queda algún tramo de nieve. El frío de la mañana es muy moderado y no se hace molesto mientras caminamos. Poco a poco vamos ganando altura y llegamos al collado Toubkal, punto donde siempre se nos aviva el ánimo debido al sentimiento de cercanía de la cumbre. Queda un buen trecho de subida pero ver la cumbre cada vez más cerca nos alienta y nos empuja hacia el punto más alto de la gran Cordillera del Atlas. Al fin alcanzamos la cumbre del Toubkal y sus 4.167 metros de altitud. Celebración, aplausos y abrazos nos colman de felicidad y no emocionan. Una nebulosa en el horizonte no nos permite obtener grandes vistas desde la cima pero aun así disfrutamos durante un buen rato de la cima y tomamos numerosas fotografías.
Sin viento, sin ni siquiera una ligera brisa, abandonamos la cumbre para descender hacia el collado por el que anteriormente habíamos pasado. Ahora tomamos rumbo a la cima del Toubkal Oeste de 4.030 metros que requiere un pequeña trepada en roca para regalarnos unas magníficas vistas del Toubkal. Con nuestros dos objetivos cumplidos descendemos felices y contentos hacia el refugio. Llegaremos cansados pero una reparadora comida nos devuelve la energía. El resto de la tarde la pasamos descansando y preparando la mochila para el día siguiente, que se prevé más duro.
El último día de ruta, el más exigente, a las 5:00 de la mañana, nos encontramos desayunando pertrechados con nuestra ropa de montaña. La noche está estrellada y dará lugar a otro día de sol. Comenzamos a caminar en plena noche, con nuestros frontales de luz iluminando nuestros pasos. A nuestra izquierda veíamos la serpiente de luz de las personas que ponían rumbo a la cumbre del Toubkal. En cambio, nosotros, nuestro grupo avanzaba solo por el valle. Tan solo nos encontramos 4 personas más en todo el día, qué gran diferencia de atracción entre unas y otras montañas. La subida, de inclinación moderada pero continua, nos aúpa hasta el collado Ouagane, donde nos tomamos un descanso. Ahora tenemos por delante un entretenido tramo de roca en el que debemos utilizar las manos para realizar unas pequeñas trepadas. Pasado este corto sector, volvemos al pedregoso camino que nos acerca a la cumbre del Ras Ouanoukrim. Los últimos metros parece que nos cuestan un poco más, quizás debido a la altitud y el cansancio acumulado de los días pasados. Al fin coronamos la cima del Ras y sus 4.083 metros y podemos contemplar un extenso, árido y alucinante paisaje en el horizonte. La claridad de luz del este día fue un regalo que nos permitió disfrutar de grandes momentos para recordar.
A continuación, realizamos un breve descenso y nos encaminamos hacia la última cumbre prevista, el Timesguida, de 4.088 metros. Nuevamente nos recreamos con las excelentes vistas hacia el Toubkal, el macizo del Jbel Siroua o las montañas de Imaridén.
Después de hacer las fotos descendimos hasta el refugio, comimos e hicimos la maleta para que nos la trasladaran nuestras mulas hasta el albergue de Imlil. Tras la comida aun nos quedaban unas cuatro horas de camino hasta llegar a nuestro alojamiento en Imlil. El albergue de esta población era sencillo pero nos permitió darnos una merecidísima y relajante ducha. El tagine de pollo que nos hicieron para cenar fue exquisito, rebañando con el pan hasta la última gota de su sabrosa salsa.
Al día siguiente amanecimos relajados y bien descansados. Nos tomamos el desayuno con total tranquilidad y nos fuimos en la furgoneta taxi a Marrakech. En la bulliciosa ciudad nos fuimos al Jardín Secreto, a la Madrasa de Ben Youssef y Plaza Jemaa el-Fnaa. Recorrimos parte del Zoco e hicimos algunas compras para poner el broche final a este fantástico viaje de montaña por Marruecos.
Actividad realizada: Cuatromiles en Marruecos
