El artículo viene de: ¿POR QUÉ LA CUMBRE DEL MONTE ARARAT? (I) Autor: Pedro L.T.
Cenamos pronto y nos vamos a las tiendas a intentar dormir y/o descansar (algo casi imposible ante tanta piedra sobre la que se asienta la tienda), antes de la llamada para el inicio de la ascensión a cumbre del Monte Ararat. Dicha llamada se produce sobre las 00:10 horas del miércoles día 28. Tomamos un pequeño refrigerio, me coloco los crampones, el frontal, los guantes, el gorro…. hace bastante frío… y comienza a llover. Los nervios y la incertidumbre están a flor de piel. Ha parado de llover y en fila, iniciamos la ascensión (tenemos que ascender 1.367 m), partiendo desde 3.770 m. La ascensión es lenta pero segura. Orhan, en primer lugar, dirige el convoy, entre medias del mismo, se encuentra Hassan y nuestro guía Pablo, al final de la reata, pendiente de todos nosotros. La ascensión no tiene tregua y todo subir y subir. Comienza a amanecer, visualizamos al pequeño Ararat y la sombra del propio Ararat.
La niebla hace su aparición y las vistas de territorio desaparecen. Seguimos ascendiendo y como en toda expedición unos van más rápidos y otros más lentos. El grupo se divide en dos. Yo me encuentro en el segundo y además comienzo a sentir dolor estomacal. Posiblemente problemas de aclimatación. Aquí comienza la lucha entre el querer llegar a cumbre y ver que las fuerzas que uno tiene no son suficientes, dar 6 pasos y tener que parar, dolor de estómago, retraso del grupo, ganas de abandonar…. pero Pablo tiene sus recursos, muchos, pero muchos ánimos, geles energéticos…. y la mucha fuerza que me imprime. Y sin darme cuenta me encuentro en la plana del estratovolcán, zona bastante plana antes del último tramo de subida.
Nos encontramos con los compañeros del primer grupo que se han cansado de esperarnos en cumbre (con el frío que hacía como para esperar a los que vienen detrás) y han iniciado el descenso. Sólo me restan unos 150 metros hasta cumbre. Los ánimos y las pocas fuerzas que me quedan son suficientes para poder llegar a cumbre sobre las 8:45 horas de la mañana. La emoción y las lágrimas me inundan, abrazos y más abrazos, gritos de alegría y fotos y más fotos. Todos los compañeros lo hemos conseguido. Ha sido un verdadero éxito. La niebla desaparece y podemos ver territorio Iraní, Turco y Armenio. El Monte Ararat ha sido bueno con nosotros y nos ha dejado pisar su cumbre.
Pero no hay que relajarse. Toca ahora iniciar el lento descenso hasta el Campo II. Cuando llego al Campo II todo son felicitaciones. Me encuentro lleno de satisfacción por el reto realizado, pero bastante cansado. Todavía nos queda descender al Campo I después de descansar un rato. El resto del trekking ya no es nada, desandar lo realizado el primer día.
Una gran aventura, muchos sentimientos, un grupo de amig@s extraordinari@s y un gran profesional como guía, que más se puede pedir en un fantástico trekking de ascensión.
Ver actividad en la web: Ascenso al Monte Ararat