El pasado 31 de octubre nos reunimos en el pueblo de Bezanes para realizar dos rutas de montaña por los bosques del Parque Natural de Redes, en Asturias. La primera etapa nos llevaría al idílico refugio de Brañagallones y la segunda nos retornaría, por otro itinerario diferente, al pueblo de Bezanes.
Para el primer día teníamos previsión de lluvia, pero en Asturias, como te guste la montaña y te fíes plenamente de la previsión meteorológica, habría muchos días que no saldríamos de casa y nos perderíamos espléndidos días de montaña.
Mientras preparamos nuestras mochilas, el día estaba nublado y con buena temperatura. En cambio, cuando llevábamos unos quince minutos caminando, comenzó a llover y así se mantuvo durante unas tres horas. La lluvia no impidió que disfrutáramos de un entorno de aire puro y exuberante naturaleza con los preciosos colores de los hayedos. Nuestras conversaciones y el buen humor nos acompañaron durante la ruta aunque estuviéramos calados de agua.

Una vez pasada la lluvia, nos abrazó la niebla hasta nuestra llegada al acogedor refugio de Brañagallones. Nos alojamos, nos quitamos la ropa mojada y nos dimos una buena ducha que resultó ser muy reconfortante. A continuación nos pedimos unas cervezas y nos sentamos en los sofás alrededor de la chimenea de leña para charlar y contarnos algunas anécdotas. Solo de pensar lo bien que estábamos allí, me apetece volver.
Tras la rica cena, volvimos alrededor de la chimenea hasta que el sueño se apoderó de nosotros y nos fuimos a dormir.
Al día siguiente amaneció con algunas nieblas pero poco a poco se fueron disipando dando paso a un cielo azul que contrastaba con los colores del bosque. Nuestra ruta de montaña nos llevó por dentro del bosque de Redes por una cómoda senda. Salimos del enorme hayedo, pasamos por la majada de Mericueria y comenzamos a coger altura, teniendo unas espléndidas vistas de los bosques y las montañas del Parque Natural de Redes. Ahora seguíamos la senda que nos llevaba al collado La Canalina y, pasado éste, nos sentamos en una pradera a comer y tomar el sol. ¡Estábamos a placer! Continuamos rodeando la Sierra de Brañapiñueli, pasando por el collado Atambos y descendiendo por un nuevo valle salpicado de majadas de pastores que ya están prácticamente todas en desuso. Pasando por Llin de la Gobia accedimos al pueblo de Soto de Caso y por la carretera regresamos al pueblo de Bezanes, llegando ya con la temprana oscuridad del otoño. Dos días para recordar en los que sientes la paz, la libertad, la relajación, el aire puro y tienes la sensación de no querer irte de estos lugares.
