Texto y fotos de Victòria.
Ya hacía tiempo iba tras esta montaña mítica por todo lo que se cuenta sobre el Arca de Noé y por conocer un poco más sobre el Kurdistán, sus gentes y su cultura.
Un día recibí una “newsletter” de trekkinea y la propuesta era el Monte Ararat, no lo dudé dos veces y llamé para que me explicaran la propuesta.
Desde el primer momento Pablo me convenció con su tranquila explicación y me transmitió la seguridad para apuntarme a la aventura.
Un pequeño detalle, de todos los participantes 12 chicos y yo, la única chica. Pero, esto no me hizo desistir en mi aventura.
Por fin llegó el día, finalmente iba a conocer a Pablo y a todo el equipo. La primera impresión fue de acogida por parte de todos. España tiene fama de ser hospitalaria y así fue, todos veníamos de lugares diferentes: Guadalajara, Andalucía, Segovia, Burgos, Cantabria y Cataluña, y nos resultó muy fácil el encuentro.
Pues tras una noche en el hotel, a la mañana ya empezamos nuestra andadura. Las furgonetas nos acercaron hasta la senda que nos llevaría al campamento 1.
En el campamento nos instalaron el equipo de Orhan, el guía, y nos cuidaron y trataron excelentemente, pese a las dificultades de no tener comodidades, ya que estábamos en medio de la naturaleza.
Las ganas del conjunto de la expedición por hacer cima se mostraba con una actividad incansable para aclimatar, muy buen humor y un ambiente de camaradería.
Un par de días aclimatando y conociéndonos entre el grupo, tiempo para conversar y reír.
La noche, bueno, la tarde noche antes del ataque a la cima, todos expectantes y con nervios para encontrarnos bien y poder conseguir el objetivo.
La subida fue dura, muy dura y exigente. La nieve más baja de lo acostumbrado nos obligó a montar el campo 2 a 3700 metros, obligándonos a subir de tirón todo el desnivel y con nieve desde la salida.
Frío y niebla, y viento arriba en la cima nos hizo la subida bien difícil, pero por fortuna todos lo conseguimos.
Llegar al campo 2 fue una alegría inmensa y haberlo conseguido con todos fue más grande todavía.
Una vez llegamos de vuelta al hotel y después de una muy merecida ducha, nos fuimos a conocer la ciudad y al final un Hamman, fue la guinda a una perfecta expedición.
Me alegré mucho de formar parte de este grupo de personas, todas ellas increíbles.
El valor de las cosas no está en el tiempo que duran, sino en la intensidad con que suceden. Por eso existen momentos inolvidables, cosas inexplicables y personas incomparables. (Fernando Pessoa)
Victòria
Actividad realizada: Ascenso al Monte Ararat